jueves, 3 de octubre de 2013

LO NECESARIO

Mat.23.8. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Mat.23.9. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Mat.23.10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. Mat.23.11. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Mat.23.12. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mat.23.13. Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. Mat.23.14. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. Mat.23.15. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. Mat.23.16. ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. Mat.23.17. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? Mat.23.18. También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. Mat.23.19. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Mat.23.20. Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; Mat.23.21. y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; Mat.23.22. y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. Mat.23.23. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. Luc.10.38. Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Luc.10.39. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Luc.10.40. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Luc.10.41. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Luc.10.42. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada Luc.24.44. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Luc.24.45. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; Luc.24.46. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; Luc.24.47. y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Luc.24.48. Y vosotros sois testigos de estas cosas. Hec.13.44. El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Hec.13.45. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. Hec.13.46. Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Hec.13.47. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. Hec.15.24. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, Hec.15.25. nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, Hec.15.26. hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Hec.15.27. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Hec.15.28. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: Hec.15.29. que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. 1Co.12.22. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; 1Co.12.23. y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. 1Co.12.24. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, 1Co.12.25. para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. 1Co.12.26. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. 1Co.12.27. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Heb.8.1. Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, Heb.8.2. ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Heb.8.3. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Heb.9.13. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, Heb.9.14. ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Heb.9.15. Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto [o, testamento], para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Heb.9.16. Porque donde hay testamento [o, pacto], es necesario que intervenga muerte del testador. Heb.9.17. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. Heb.9.18. De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Heb.9.19. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, Heb.9.20. diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.

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