martes, 8 de octubre de 2013

EL SER OBRERO

Mat.9.36. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Mat.9.37. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Mat.9.38. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Mat.10.1. Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Mat.10.2. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Mat.10.3. Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, Mat.10.4. Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó. Mat.10.5. A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, Mat.10.6. sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mat.10.7. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Mat.10.8. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Mat.10.9. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; Mat.10.10. ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. Mat.10.11. Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. Mat.10.12. Y al entrar en la casa, saludadla. Mat.10.13. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Mat.10.14. Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. Mat.10.15. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad. Mat.10.16. He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Mat.10.17. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; Mat.10.18. y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mat.10.19. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Mat.10.20. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. Mat.10.21. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Mat.10.22. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mat.10.23. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre. Mat.10.24. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Mat.10.25. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa? Mat.10.26. Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Mat.10.27. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Mat.10.28. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mat.10.29. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Mat.10.30. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Mat.10.31. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. Mat.10.32. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mat.10.33. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. 2Ti.2.14. Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. 2Ti.2.15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2Ti.2.16. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. 2Ti.2.17. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, 2Ti.2.18. que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. 2Ti.2.19. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. 2Ti.2.20. Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. 2Ti.2.21. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. 2Ti.2.22. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2Ti.2.23. Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. 2Ti.2.24. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 2Ti.2.25. que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, 2Ti.2.26. y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él. 2Ti.3.1. También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2Ti.3.2. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 2Ti.3.3. sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 2Ti.3.4. traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 2Ti.3.5. que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 2Ti.3.6. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 2Ti.3.7. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 2Ti.3.8. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 2Ti.3.9. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. 2Ti.3.10. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 2Ti.3.11. persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 2Ti.3.12. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 2Ti.3.13. mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 2Ti.3.14. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 2Ti.3.15. y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 2Ti.3.16. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 2Ti.3.17. a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. San.5.1. ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. San.5.2. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. San.5.3. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. San.5.4. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. San.5.5. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. San.5.6. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

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