domingo, 13 de octubre de 2013

QUIEN ES EL MAESTRO ?

Isa.55.1. A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. Isa.55.2. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Isa.55.3. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. Isa.55.4. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. Mat.10.16. He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Mat.10.17. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; Mat.10.18. y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mat.10.19. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Mat.10.20. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. Mat.10.21. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Mat.10.22. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mat.10.23. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre. Mat.10.24. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Mat.10.25. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa? Mat.23.2. En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Mat.23.3. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Mat.23.4. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Mat.23.5. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; Mat.23.6. y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, Mat.23.7. y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Mat.23.8. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Mat.23.9. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Mat.23.10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. Mat.23.11. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Mat.23.12. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Jua.3.2. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Jua.3.3. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Jua.3.4. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Jua.3.5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Jua.3.6. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu [la misma palabra griega significa tanto “viento”, como “espíritu”], espíritu es. Jua.3.7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Jua.3.8. El viento [la misma palabra griega significa tanto “viento”, como “espíritu”] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Jua.3.9. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Jua.3.10. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? Jua.3.11. De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Jua.3.12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Jua.3.13. Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Jua.13.13. Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Jua.13.14. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Jua.13.15. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Jua.13.16. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Jua.13.17. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. Rom.2.17. He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, Rom.2.18. y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, Rom.2.19. y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, Rom.2.20. instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Rom.2.21. Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Rom.2.22. Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Rom.2.23. Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Rom.2.24. Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. 1Co.12.27. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. 1Co.12.28. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. 1Co.12.29. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? 1Co.12.30. ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? 1Co.12.31. Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente. Efe.4.10. El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Efe.4.11. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, Efe.4.12. a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, Efe.4.13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efe.4.14. para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Efe.4.15. sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 1Ti.2.5. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 1Ti.2.6. el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1Ti.2.7. Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad. Heb.5.12. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Heb.5.13. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; Heb.5.14. pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. San.3.1. Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. San.3.2. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. San.3.3. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. San.3.4. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. San.3.5. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! San.3.6. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. San.3.7. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; San.3.8. pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. San.3.9. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. San.3.10. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. San.3.11. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? San.3.12. Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. 2Pe.2.1. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2Pe.2.2. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 2Pe.2.3. y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

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